20 enero, 2012

En la noche

Sentir el frío en los brazos me hizo volver a pensar, probablemente alguien me habría subido las mangas, pensé, pero poco después caí en la cuente de que había sido yo, estaba completamente sola.
Sentada en aquella azotea, por encima de las luces que iluminaban la calle, ¿cómo podía estar pensando en aquello? ¿Cómo podía pensar en él de aquella manera? Bien cierto era que había sido él quien había "lanzado la primera piedra", pero ¡joder! ¡Era el novio de una buena amiga! Y él lo sabía tan bien como yo ,pero al parecer no le importaba tanto, o quizá esas mierdas que se tomaba habían terminado por afectarle al cerebro...
Lo correcto habría sido dejarlo pasar, no hacer caso de sus insistencias, ¿pero qué ocurre cuando lo correcto no coincide con lo que a ti te gustaría? ¿Y si ni siquiera tienes claro qué es lo que quieres?
Me encontraba inmersa en ese mar de dudas y la cabeza se había escurrido hasta alcanzar su perfecto hueco entre mis rodillas, pero los pensamientos parecían no fluir. No había respuesta para nada.
Entonces sentí aquella mano que tanto anhelaba sobre mi hombro y escuché su suave murmullo:
-Ya estoy aquí, no temas.
Es ese momento todas mis preocupaciones se desvanecieron.

No hay comentarios:

Publicar un comentario